martes, 27 de junio de 2017

Eucalipto



El eucalipto blanco o común (Eucalyptus globulos) que estamos habituados a ver por todas partes, fue introducido en nuestras tierras a partir de la segunda mitad del siglo XIX. 

A priori, es algo que se lleva haciendo desde hace muchos siglos, trasladar semillas de un Continente a otro. La patata, por ejemplo, tiene su origen en el sur del Continente Americano y hoy, la patata gallega es famosa en el mundo.

Una de las características mas sobresalientes de los eucaliptos es que crecen muy rápido, pero para ello necesitan de una gran cantidad de agua. Por eso su hábitat natural son los pantanos y las áreas fangosas y poco profundas, de agua estancada, en Australia y Tasmania.

Cuando trasladas a los eucaliptos de su hábitat natural, se hace visible su extraordinaria capacidad para absorber la humedad de los suelos, convirtiéndose en verdaderos promotores de la desecación.

Ante esto, no se debía de haber continuado con su plantación, pues la alarma de especie peligrosa estaba a la vista. Pero por si esto no bastase, los incendios vinieron a confirmar, algo más trágico todavía, que su madera arde con mucha facilidad, clasificándolos, por este motivo, como árboles que tienen afinidad con el fuego. Al contrario de otras especies autóctonas como robles, castaños, tejos, etc, que ya llevan siglos y siglos por estas tierras y que curiosamente se encuentran en peligro de extinción.

Pero como todo en la vida, cuando saltan a la luz tantos “inconvenientes” que acarrean grandes catástrofes humanas y medioambientales, siempre hay por ahí algún defensor de las virtudes, en este caso, del eucalipto. 

Quién no ha tomado algún caramelo de eucalipto para suavizar la garganta irritada o ha hervido agua con hojas de eucalipto para colocar su cabeza, sobre la tartera, tapada con una toalla para inhalar sus vapores medicinales y así, limpiar las vías respiratorias.

Antes del eucalipto, teníamos otros remedios naturales y autóctonos para tratar de las vías respiratorias, tales como las hierbas de aroma intenso y fresco, menta o hierbabuena, con propiedades antiespasmódicas, antiinflamatorias, antisépticas, carminativas, estimulantes y analgésicas, por poner un ejemplo.

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Hace unos cuantos años atrás, viví mi primera experiencia de intento de  suplantación de la personalidad por parte de una persona, que en la altura consideraba amiga y de confianza.

Fue algo que, en aquel momento, me produjo un shock increíble, pero al mismo tiempo me permitió detectar a otras personas con características similares y poner con más rapidez un corte radical. Como el que sería necesario realizar para trabar la plantación de eucaliptos a tiempo, antes de que se llegue a males mayores e irreparables.

Una amiga del corazón me llamó para decirme que acababa de comprar un pequeño libro y que se había entusiasmado tanto con su lectura que pensó, inmediatamente, que a mí me gustaría leerlo. Y como dónde ella lo había comprado, era el único que había, me dijo que no me lo prestaba porque no sabía si volvería a haber más en la librería. Pues en verdad, todos sabemos que cuando prestamos un libro, éste raramente regresa.

Su entusiasmo me llevó tras la conversación, al final de la tarde, a salir de casa y comprar el libro, que curiosamente, también, era el único que tenía la librería. Cabe mencionar que ella y yo vivimos en diferentes ciudades, en Portugal.

Me entusiasmó tanto el contenido del libro, que lo que nunca se me había ocurrido hacer, lo hice entonces: escribir un correo electrónico al autor para obtener más conocimiento sobre el tema. Mientras escribía no tenía la seguridad de que me respondiesen, pero para mi sorpresa, al cabo de cuatro días, me respondieron enviándome una serie de artículos,con la indicación de irían enviando semanalmente nuevos artículos, claro que todos en inglés.

Al principio, pensé, se trata de un buen método para obligarme a mejorar mi inglés, pero tardaba mucho en leer y se me iban acumulando, así que les volví a escribir preguntando si tendrían la misma información en español o en portugués. En cambio ahora, ya no me cuestioné ni por un segundo que no existiese esa posibilidad. 

Cuatro días más tarde me escribieron preguntándome, además, en que cuidad de Portugal vivía, así como indicándome un servicio gratuito de teléfono para entrar en contacto al día siguiente.

Para mi sorpresa y la de ellos, también, había en ese momento un profesor en mi ciudad terminando un Curso y que al concluirlo, al cabo de un par de semanas más, se trasladaría para Lisboa. Las coincidencias ocurren por algún motivo, así que entré en contacto con el profesor y pasado un mes realicé el Curso en otra ciudad, junto con mi amiga del corazón.

Pasados unos meses, estaba tan emocionada con todo lo que estaba aprendiendo que le comenté a otra persona, que consideraba amiga, lo que estaba estudiando y ella me recriminó porque no se lo había comunicado antes, para poder participar en el curso conmigo. Bien, entre tanto, ya le había contado mi historia personal sobre cómo había llegado al conocimiento que estaba adquiriendo. 

Al cabo de un año, repetían nuevamente el curso en mi ciudad, entonces se lo comuniqué a esta persona e inició el curso. A los pocos días nos encontramos, pues quería contarme sus experiencias, entre las que cabe destacar la siguiente: cuando le tocó la vez para explicar al grupo y al profesor de cómo había llegado a tener la información del curso, relató exactamente lo que yo le había contado como mi experiencia personal, asumiendo plenamente consciente y ante mí de que eso era lo que ella había vivido realmente, sin inmutarse un ápice, con una cruda frialdad, ante mi cara de asombro, pues no me podía creer lo que estaba escuchando.

Esto me hizo repasar mi historia con ella y como poco a poco había entrado en mi círculo de amistades, así como siempre había elogiado sus buenas cualidades. 

Tenía la opción de no dar importancia al asunto y hacer prevalecer otras cualidades de la persona, pero si estaba aproximándose de mí para imitar mi personalidad y mis experiencias asumirlas como propias, eso me produjo, sinceramente, miedo.

Existen muchos tratados sobre psicopatías de esta índole, a nivel internacional y casos con finales muy graves. Cuando se detecta que algo o alguien es peligroso para nuestra vida, el buscar aspectos positivos que encubran la verdadera naturaleza trae a la larga consecuencias que ya no tienen solución.

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Estamos viviendo, desde hace muchos años, que con la llegada de los primeros rayos de sol cálidos, ya sea en febrero o en los meses de primavera, se inicia la temporada de incendios, con consecuencias que son ya muy graves a corto plazo, no solo para la salud humana sino que también para el mundo animal que habita en los bosques, en fin, para el equilibrio de la propia Naturaleza, la cual estamos destruyendo de forma implacable.

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Fotografía "Eucalipto" realizada por Susana deOliveira
el 25 de junio de 2017,
en la carretera nacional 319, Fraião, Braga(Portugal).
Cámara: iPhone 6s 
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